TEMA: ESTADÍSTICAS DEMOGRÁFICAS.
Estadísticas demográficas
Migraciones de carácter internacional
Colombia presenta una tasa neta migratoria negativa frente a
las migraciones internacionales. Cientos de colombianos continúan abandonando
el país en busca de destinos más promisorios para sus vidas. Estados Unidos,
España, Venezuela, Ecuador, Canadá y Australia son los principales destinos de
los colombianos, los cuales continúan aumentado las cifras dadas en el censo de
2005 en donde cerca de 3,3 millones de personas se registraban como emigrantes.
Dentro de las migraciones, continua presentándose el fenómeno de la "fuga
de cerebros", dado que dentro de los migrantes internacionales hay un
componente significativo con formación profesional universitaria, por los
cuales el país invirtió recursos.
La vivienda y el estado conyugal
Según el último censo, se registran 10.390.207 viviendas,
con un 94% de ellas ocupadas. De estas, en un 94% reside una familia, mientras
que en más de 8 mil viviendas colombianas residen más de 6 hogares por unidad
residencial. Otro indicador de importancia alude a que el 69,3% de los hogares
se componen de cuatro personas o más. Asimismo el censo refleja nuevas
tipologías de familias, distintas al hogar tradicional conformado por padres e
hijos, con madres o padres cabeza de hogar, unión de padres divorciados con
hijos compartidos de familias anteriores, entre otros. Frente al estado
conyugal, el censo registró 33.063.610 personas, de las cuales 7.441.487 viven
en unión libre, 1.611.213 personas son divorciadas, mientras que 1.353.304 son
viudos. Existe en el país una población de 14.526.111 solteros frente a
7.436.201 casados. Un panorama muy distinto a la presentada en décadas
anteriores en donde predominaban las parejas casadas.
El nivel educativo
En términos de educación, Colombia sigue presentado graves
problemas. Aunque el nivel de alfabetización, relacionado con aprender a leer y
escribir, ha aumentado en buena parte del país, no se ha logrado eliminar por
completo el analfabetismo. Por otra parte, a pesar de algunas mejoras en cuanto
a calidad y cobertura, se presentan serios inconvenientes relacionados con
reducciones en la financiación de la educación estatal, incremento de los
índices de deserción escolar y universitaria, cierre de establecimientos
educativos, entre otros. Cerca de 39 millones de habitantes en edad escolar,
10% no tuvo ningún tipo de educación formal; un 5% realizó preescolar
completo; un 13% culminó la primaria, mientras que un 5% terminó estudios de
bachillerato completos; de estos, solo un bajo número ingresa a estudiar
carreras técnicas o profesionales.
Según datos del Ministerio de Educación Nacional, durante el
2008, más de 11 millones de estudiantes asistieron a la educación básica
primaria, secundaria y media, lo cual significa una cobertura superior al 89%.
Pero, a estas cifras, se contrapone un alto índice de deserción escolar superior
al 52%, principalmente en las áreas rurales. En educación superior, se
matricularon 1.444.544 alumnos; esto quiere decir que incrementó la cobertura
del 20,6% en 2002 a 33,3% en 2008. El crecimiento más importante se presentó en
los niveles técnico y tecnológico. Sin embargo, la tasa de deserción
universitaria fue del 48%, lo que indica que de cada 100 estudiantes
matriculados, solo 52 logran terminar sus estudios universitarios en los plazos
estipulados. Sobre este tema, el Estado colombiano tiene la responsabilidad
enorme de seguir haciendo esfuerzos por mejorar el acceso y la calidad de la
educación, atacando principalmente el problema de la deserción escolar y
universitaria.
La población colombiana y su distribución étnica
El censo realizado al inicio del siglo XXI, registró parte
de la diversidad étnica presente en el país. Existen 1.392.623 indígenas
representando el 3,4% del total de la población. La población indígena se
localiza en las diferentes regiones del país, en especial, en la selva amazónica,
las sabanas de la Orinoquia, en los valles interandinos, las montañas andinas
y en la región del Caribe, en las planicies y en la Sierra Nevada de Santa
Marta. Por otra parte, se encuentra una población de 4.273.722 personas que se
consideran afrocolombianas, negras o mulatos, las cuales representan un 10% de
la población del país. Además contamos con las comunidades raizales de San
Andrés y Providencia con 30.565 personas y las comunidades de palenqueros,
departamento de Bolívar con 7.470 individuos. Por último, encontramos la
comunidad gitana o rom, población principalmente urbana, distribuida en
kumpanias, que son unidades variables de corresidencia que se asientan en los
barrios. Ellos representan el 1% de la población colombiana.
Condiciones de vida en Colombia
El concepto de calidad de vida es un término
multidimensional que significa tener un alto grado de bienestar y la
satisfacción de las necesidades básicas individuales y colectivas, con los
recursos disponibles en un espacio geográfico determinado. En Colombia, la
información básica para medir las condiciones de vida y los indicadores de
pobreza y desigualdad, se obtiene a través de la Encuesta de calidad de vida,
realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE. La
última encuesta, realizada en el 2008, indica que el nivel de vida de los
colombianos mejoró con respecto a los cinco años anteriores. Algunos de los
resultados más relevantes fueron:
Para el 2008, el 86% de la población colombiana está
cubierta por el Sistema General de Seguridad Social en Salud.
La tasa de analfabetismo de las personas mayores de 15 años
a nivel nacional alcanzó el 6,9%.
Para los jóvenes de 12 a 15 años, la asistencia escolar
presentó un incremento en el total nacional, pasando de 86,4% a 90,6%.
El 44,9% de los hogares viven en condición de propietarios
de la vivienda que habitan.
El reconocimiento como pobre es la expresión de pobreza
subjetiva y en el orden nacional, muestra una importante reducción. Mientras en
el 2003 se consideraba pobre el 67% de los hogares, en 2008, el porcentaje se
redujo a 48,3%.
Otro indicador importante es el índice de condiciones de
vida, ICV, el cual es un indicador continuo que va de 0 a 100, donde 0 refleja
las peores condiciones de vida y 100 las mejores condiciones de vida. Un
aumento del ICV indica una disminución en la pobreza. En general el país tiene
un ICV de 77 puntos sobre 100. A nivel regional, Chocó es el departamento con
el nivel más bajo de ICV, 62 sobre 100; mientras Bogotá tiene el ICV más alto,
89 sobre 100.
Demografía y sostenibilidad
A medida que la población humana aumenta, demanda mayor
cantidad de recursos para su sostenimiento, lo que implica una mayor cantidad
de materiales extraídos o transformados de la naturaleza para proveer las
necesidades humanas. Entre estos tenemos: el suministro de agua, aire puro,
suelos fértiles, energías fósiles. De la misma manera, con el auge demográfico,
nuevos desechos son arrojados al planeta. En buena parte del mundo los ríos son
los receptores de los desechos industriales y agropecuarios, la atmósfera se
convierte en el destino final de gases nocivos como el CO2: este es el nuevo
paisaje de las ciudades industriales.
Impactos del crecimiento demográfico
Cambios en la corteza terrestre y la biosfera. Durante la
historia de las sociedades primitivas, el ser humano lentamente comenzó su
proceso de dominio en los ecosistemas en los cuales se encontraba. Las
coberturas vegetales originales en algunas regiones fueron lentamente
reemplazadas por los nuevos cultivos implantados, entre ellos, el higo, el
trigo, la cebada y las legumbres en regiones como Asia Menor. El crecimiento de
la población implicó entonces la expansión de la frontera agrícola desde las
regiones costeras, las planicies aluviales y los territorios andinos con los
cuales millares de hectáreas de flora y fauna desaparecieron.
Reducción de los bosques. En la actualidad, la mitad de los
bosques y selvas que una vez cubrieron el planeta, es decir, unos 29 millones
de km2, han desaparecido, y con ellos se ha incrementado la reducción de la
biodiversidad de la Tierra: cerca del 78% de los bosques primarios han sido ya
destruidos, por lo que desaparecieron múltiples especies que ni siquiera
fueron descubiertas, más aún cuando se estima que cerca del 90% de la
biodiversidad terrestre del planeta habita en las selvas.
Nuestro país no escapa a esta problemática, más del 56% de
los cerca de 1.100 municipios colombianos presentan una transformación
alarmante de sus ecosistemas, y conserva menos del 25% de la biota original.
La destrucción de los suelos. El uso intensivo y acumulativo
del suelo, unido a la masiva utilización de agroquímicos, fertilizantes,
plaguicidas y riegos constantes, produce a una pérdida paulatina de sus
propiedades físicas y químicas lo que afecta directamente su productividad. En
algunas regiones la tasa de productividad ha superado los procesos de
renovación natural de los suelos, provocando que regiones fértiles se
conviertan en territorios áridos casi irrecuperables; lo que propicia el
aumento progresivo de la erosión o pérdida progresiva de los suelos, que
actualmente, se estima a nivel mundial entre 5 y 7 millones de hectáreas
cultivables al año. Esta afección a los suelos además ocasiona la inestabilidad
de los mismos, de manera que los movimientos en masa, como los derrumbes y los
deslizamientos, aumentan año tras año.
La contaminación de los cuerpos de agua. El agua, una de las
principales fuentes de vida del planeta también se ha visto amenazada por la
actividad humana. El agua dulce por ejemplo, proveniente del subsuelo en forma
subterránea y, especialmente, la existente en la superficie terrestre a través
de las cuencas hidrográficas forma cerca de un 70% de las cuencas hidrográficas
del planeta y sostiene la totalidad de la población humana, así como el 90% de
las especies animales y vegetales del planeta, sin embargo buena parte de estas
se ven seriamente deterioradas. Acciones como el vertimiento de los desechos
sobre las fuentes hídricas, los malos sistemas de riegos, el uso de
fertilizantes y agroquímicos, entre otros, han provocado un cambio en la
composición y el estado natural de los distintos cuerpos acuáticos. Esto ha
llevado a que un recurso considerado renovable pase a convertirse en casi no
renovable con problemáticas como la eutrofización y la colmatación de los
cuerpos de agua.
La actividad humana y el clima
El cambio climático es producido por el masivo ingreso de
gases nocivos para el ambiente generados en las actividades humanas tales como
la industria. También lo genera la reducción de las selvas y los estilos de
vida altamente consumistas.
El incremento del efecto invernadero. La atmósfera terrestre
presenta una composición de diversos gases, junto al vapor de agua, partículas
de polvo, humo y otros elementos que son retenidos por la fuerza de gravedad
del planeta. Esta capa contribuye a mantener el planeta a temperaturas benignas
para la vida. Sin embargo producto de la revolución agrícola, la exagerada
ganaderización y praderización global, la industrialización, el consumo
energético basado en combustibles fósiles, la pérdida de bosques, entre otros
aspectos, han provocado que millares de partículas y gases, por ejemplo, el
dióxido de carbono y el metano, ingresen a la atmósfera de manera acumulativa y
que se presente una concentración de gases de efecto invernadero sin
precedentes, capaz de producir un incremento del calentamiento global.
El calentamiento global en aumento. En los últimos 200 años,
la temperatura promedio del planeta ha ido en aumento por el incremento de la
concentración de gases de efecto invernadero. Se estima que durante el siglo XX
la temperatura de la atmósfera se incrementó entre 0,4 y 0,8 °C, siendo la
década de los noventa la más calurosa del siglo pasado. En algunas décadas, con
tan solo un grado más en la temperatura, las consecuencias serían muy graves
para el planeta, por ejemplo, buena parte de los terrenos de cultivos de los
Estados Unidos se convertirían en suelos desérticos, se reducirían las regiones
glaciares del planeta, aumentaría el nivel del mar provocando inundaciones en
regiones costeras; múltiples ecosistemas se verían afectados, entre ellos, los
polares. Si el incremento fuera para finales del siglo XXI de 6 °C, los efectos
serían catastróficos: un efecto similar al ocurrido a finales del período
geológico Pérmico cuando un 95% de la vida se extinguió.
Las lluvias ácidas, el smog y las islas de calor. Con el
aumento de la urbanización, el uso de combustibles fósiles y el incremento del
desarrollo industrial en detrimento de las franjas boscosas, el paisaje de las
zonas urbanas presentan un nuevo panorama: franjas oscuras o esmog de
contaminantes presentes en las capas de la atmósfera, las cuales contienen
parte de los gases contaminantes emitidos desde las urbes. Estos gases pueden
ser dióxido de carbono, dióxido de azufre —que luego se convierte en óxido de
azufre— y nitrógeno, entre otros. Estos pueden descender nuevamente a través de
las lluvias ácidas o precipitaciones de agua con gases contaminados, los cuales
pueden contribuir a generar alteraciones de la composición del agua, suelos y
la misma vida, así como provocar enfermedades en la piel y ojos de los humanos
y contribuir a corroer las edificaciones y monumentos de las ciudades.
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